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Existen algunas premisas básicas, o atributos, que caracterizan el camino de aquel que busca ascender espiritualmente: voluntad sincera en progresar, esfuerzo permanente en pro del bien en todo que se hace, humildad, perseverancia, amor altruista al prójimo. Esos atributos no son dogmas, más si condiciones que permiten la evolución del espíritu. Ellos forman el terreno firme en que la construcción es edificada.
Sin embargo, hay otro atributo no menos importante, pero muy poco considerado: la necesidad del silencio. Silencio en sentido amplio, contemplando no apenas ausencia de sonidos externos, o sea, aquello que escuchamos y hablamos, más también ausencia de sonidos internos, lo que corresponde a nuestros pensamientos.
El ser humano necesita de silencio interior y exterior para evolucionar. Exteriormente él debe, siempre que es posible, buscar un local silencioso para poder reflexionar en el rumbo de su vida, práctica esa ya determinada en el tercero de los Diez Mandamientos (http://on.fb.me/1wnECV9). Y también debe, sobre todo, evitar hablar sin necesidad. No es por acaso que el Maestro exhortó: “Sea vuestro hablar: sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto es del mal” (Mt5:37). Quien habla mucho no tiene nada que decir (http://on.fb.me/1Il11tt).
Interiormente, necesitamos aprender a pensar menos y vivir más, o pensar menos para vivir mejor. El silencio externo nos puede ayudar a obtener, poco a poco, un mayor silencio interno, permitiendo el surgimiento de pensamientos más profundos y elevados, apaciguando al mismo tiempo nuestro cerebro tan extenuado, que actúa hoy como una frenética fábrica de pensamientos volátiles, que nunca se desconecta.
Zambullir el alma en plena quietud, purificándola y dándole serenidad, hace con que se torne apta a recibir fuerzas espirituales, las cuales son de fundamental importancia a quien desea evolucionar interiormente. Es un tesoro invalorable para el espíritu humano. Reconocimiento y gratitud surgen de él; paz y alegría afloran de él.
(Conozca las obras literarias publicadas por la “Ordem do Graal na Terra”.
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