Largos

1 minute En cierta ocasión, Jesús instó severamente los que lo seguían en los siguientes términos: “¡no echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen!” (Mt7:6). Pasados dos milenios de esa exhortación, continuamos a ver perlas, diamantes y muchas otras piedras preciosas, integrantes de un tesoro espiritual invalorable, siendo continuamente tiradas a los cerdos de esta nuestra época tan degradada, sin ninguna preocupación de que, con eso, el tesoro entero esté siendo desvalorizado y mancillado. Ciertamente no es ningún acaso que, en la secuencia inmediata de aquella exhortación, el Maestro haiga Continue