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A veces no dan ganas de desaparecer, de ser invisible para todo el mundo, ¿o casi todo el mundo? Invisible para el compañero que no para de hablar ningún segundo, para aquel otro tan mal educado, para el pariente egoísta, para la vecina chismosa, para…Gente, es mucha gente.
Sería tan bueno poder aparecer apenas para personas de bien con la vida, con astral alto, bien humoradas, cultas, que saben conducir una conversación profunda, cosas así. Si hubiera una manera de aparecer apenas para esas…
Hay una manera. Y es más simple de lo que parece. Una de las leyes que rigen el Universo en que vivimos es la “Ley de Atracción de la Igual Especie”. Esa ley, tiene funciones muy diversificadas, actuando de manera automática en múltiplos aspectos de la vida, de los cuales la mayoría de las personas no hacen la menor idea (http://on.fb.me/1IMhHLg). Aquí en la Tierra, entre otros efectos, ella promueve la atracción de personas con determinadas características comunes, con aspectos semejantes de personalidad y hasta de carácter.
Quien, por ejemplo, es dado al alcohol, siempre encuentra uno o más con la misma inclinación alcohólica, de modo que en ese grupo homogéneo eso ni parece tan malo. Habladores tienen el costumbre de platicar entre sí. Personas superficiales encuentran otras semejantes, para tratar de cosas superficiales, y así por delante.
“Pero entonces, ¿porque yo no soy invisible para ese tipo de gente, evidenciándome apenas para personas mejores? ¿Porque esa ley no funciona para mí?”
¿Será que no?…El más grande de los maestros ya decía que vemos nítidamente la mota en el ojo de nuestro prójimo, pero no somos capaces de ver la viga en nuestro propio ojo (http://on.fb.me/1xodREw). Las personas que, sin percibir, se aproximan debido a la igual especie de errores y fallas de carácter, con mucha frecuencia se quejan enfáticamente de esos mismos errores en los otros. Los defectos ajenos a menudo son sentidos de modo desagradable, hasta doloroso, por quien los trae en sí de modo más acentuado.
Observa a tu alrededor y reconocerás esa situación repetirse hasta el cansancio. Después haz un análisis riguroso de ti mismo, y descubrirás, no sin espanto, que tú no constituyes ninguna excepción. Sabrás que, como acontece con toda la gente, justamente los defectos que más te incomodan en los otros están presentes en ti, y en grado mucho mayor.
Si quieres perfeccionar tus relaciones, si quieres convivir naturalmente con personas de mejor índole, entonces comienza el cambio en ti mismo, con empeño y humildad, buscando ver con claridad los defectos que posees, para librarte de ellos de una vez por todas. Busca establecer un albo elevado de vida, de perfeccionamiento espiritual, cultivando el anhelo permanente en querer actuar únicamente en el sentido del bien.
El espejo que, sin piedad, nos apunta nuestros mayores defectos, es el incómodo que las fallas no nos perturben tanto. Y así, de manera natural y sin esfuerzo, nos tornaremos invisibles para los individuos más negativos, que nos incomodaban tanto.
Del mismo modo, por efecto de esa misma ley de atracción de la igual especie, seremos cada vez más visibles para personas de índole noble, dignas, que buscan permanentemente el desarrollo espiritual. Cuando miremos hacia ellas, sentiremos apenas alegría y gratitud y en ese momento sabremos que son esos los mismos sentimientos que también estamos despertando en ellos.
(Conozca la literatura del Grial publicada por la Ordem do Graal na Terra.
Ingrese a: http://bit.ly/1u52cG0.)