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Cada vida terrena es una dádiva del Amor del omnipresente Creador, presente en toda Su obra gigantesca, y así también en este nuestro mundo material (http://bit.ly/26O9iRZ).
Cada espora, cada óvulo fecundado encierra en sí la promesa de la continuación del grandioso espectáculo de la vida, proporcionando continuamente nuevos actores a este palco terreno, donde todos entran en escena para desempeñar los más variados roles, en nuevos actos descortinados por efectos de las leyes universales, en un permanente dar y recibir, aprendiendo en la gran trama del desarrollo progresivo, direccionado para la evolución del propio espíritu.