Reading time: 8 minutes
Según estimativa de la Organización Mundial de Salud, cerca de 800 mil personas cometen suicidio en el mundo a cada año, o sea, en media, una a cada 40 segundos. Y para cada caso fatal hay por lo menos otras 20 intentos fracasados. La incidencia es más grande en la población más joven. En una faja de 15 a 29 años, es la segunda mayor causa de muerte registrada. Las motivaciones que llevan a una persona a atentar contra su propia vida son bien conocidas y mapeadas, y, no obstante, ninguna de ellas se sostiene cuando analizada de una perspectiva más abarcadora, principalmente del punto de vista espiritual.
1) “Librarse de un dolor martirizante.” Nadie sufre por acaso, nadie es forzado a experimentar un dolor injusto. Nosotros mismos fuimos los que en algún punto de nuestra existencia dimos causa a lo que nos alcanzó de desagradable por efecto de la incorruptible Ley de la Reciprocidad o Ley de Retorno. Aceptar el dolor, buscar algún linimento material y, sobretodo, modificarse interiormente, direccionando la voluntad, los pensamientos y acciones exclusivamente en el sentido del bien, para que los retornos futuros solo puedan ser buenos. No existe otro camino para aliviar el sufrimiento. El suicida no será libertado del dolor con su acto, como encontrará otros aún mayores del otro lado de la vida, siempre.
2) “Causar dolor a otro.” Nada más insensato puede ser hecho. Quitarse la propia vida como un intento de venganza demuestra un desconocimiento absoluto del funcionamiento de las leyes de la Creación, un alejamiento completo de esas leyes. No importa el motivo: humillación, desilusión amorosa, arbitrariedad… Eventual dolor infligido a otro con ese acto retornará al causador de su propia muerte en una intensidad mucho más grande.
3) “Disponer de la propia vida como se desea.” Somos responsables por nuestro destino, pero no tenemos el derecho de decidir entre vivir y morir, pues no fuimos nosotros que concedemos el don de la vida a nosotros mismos. Nosotros la recibimos del Donador Omnipotente como gracia, por el anhelo manifestado de tornarnos autoconscientes, lo que solo puede acontecer en múltiples peregrinaciones por los mundos materiales. El auto-exterminio puede hasta no ser un crimen del punto de vista legal, bajo el código penal, pero lo es por el código de la vida, pues constituye una actitud frontalmente contraria a la Voluntad del Creador, con consecuencias nefastas al causador.
4) “Trastornos Sicológicos.” Depresión, disturbio bipolar, esquizofrenia y lo que más existe de problemas sicológicos y mentales deben ser tratados con los recursos disponibles (medicamentos y terapias), además de un indispensable cambio de sintonía interior, ya que todos esos males son oriundos del alma. Eliminar a sí mismo no traerá ningún alivio, pues el alma, con todas sus propensiones, continúa existiendo.
5) “Reacción al bullyng o acoso” Violencia física y moral debe ser combatida por todos los que tienen conocimiento de ella: colegas, profesores, padres y responsables. Los causadores necesitan ser punidos de la forma más severa, ejemplarmente. Pero quitarse la vida en reacción a ese tipo de violencia es una tontera que no tiene tamaño. Hay tantas personas intrínsecamente malas en nuestro mundo en los días de hoy, que entre los practicantes de bullyng algunos hasta pueden sentirse recompensados si la víctima se mata.
6) “Demostrar coraje.” Esa causa ganó notoriedad en este tiempo reciente por la diseminación de juegos que estimulan al joven a herirse y, por fin, como coronación del “coraje”, matarse. La realidad, sin embargo, es inversa. Quitarse la vida no es un acto de coraje, pero de cobardía y de egoísmo. Cobardía delante de la vida, de la necesidad de encarar la vida como ella es y de aprender con las vivencias. Y egoísmo por la indiferencia en relación al enorme dolor causado a los padres, amigos y parientes próximos. Es desnecesario acentuar que todo ese dolor retornará al propio suicida donde él esté después de la muerte.
7) “Curiosidad.” Es una causa no muy común, pero existe. Adviene principalmente de lecturas de ciertos libros de ocultismo y misticismo. Que se trata de libros que nada enseñan sobre las leyes de la Creación y su efectos, es evidente por la falsa curiosidad despertada con relación a la vida en el más allá, la cual puede llevar a una persona inmadura a cometer suicidio. Grande será su sorpresa al reconocer, el tamaño de su inconsecuencia e insensatez.
8) “Acto de protesto.” Inmolaciones, huelga de hambre hasta la muerte, y otras formas de quitar la propia vida como protesto político-social, indican, una vez más, un desconocimiento absoluto de las leyes universales que rigen la Creación. Maltratar voluntariamente el propio cuerpo ya es un crimen innombrable, y hacer eso hasta provocar la muerte de ese cuerpo es una afrenta consciente en relación a las disposiciones de las leyes de la vida.
9) “Soledad.” Especialistas suelen explicar que los potenciales suicidas, de un modo general, no desean morir, pero si quieren hacer morir dentro de sí algo que los oprime. Esa opresión, en muchos casos, es justamente la soledad, el sentirse solo. Jóvenes idealistas, especialmente, se sienten frecuentemente incomprendidos, y con eso, solitarios con sus sentimientos. Ese sentimiento es legitimo y resulta del reconocimiento de todo cuanto está errado en el mundo de hoy; es el espíritu recién despertado queriendo alzar su vuelo a las alturas. El individuo, sin embargo, no debe dejarse someter por las ponderaciones de su raciocinio, el cual jamás puede ser un buen guía en situaciones que no le dicen respecto, como el anhelo ascendiente de un espíritu puro. Las ideas suicidas para esa situación surgen únicamente de las elucubraciones restrictas del intelecto. El joven no debe dar atención a ellas, pero si oír únicamente su intuición espiritual, que siempre le indicará el camino correcto. En este caso, experimentar plenamente la vida, contribuyendo con lo que esté a su alcance para ennoblecerla.
10) “Problemas de salud.” Esa es una causa particular de la primera razón, la del “dolor martirizante”. Enfermedades no son loterías negativas, que pueden alcanzar indiscriminadamente este o aquel. El enfermo puede y debe buscar solución en la medicina y también en el necesario cambio de la voluntad interior, que debe estar siempre orientada para el bien, y que por fin se manifestará en sus pensamientos, palabras y actos. Enfermedades, por cierto, pueden ser útiles, al hacer que la persona reflexione con más seriedad en su vida y posiblemente llevarla a otra sintonización, pero en conformidad con las leyes de la Creación.
11) “Dificultades financieras.” Quien es capaz de matarse por falta de dinero, o porque sufrió un gran perjuicio material, es mucho más pobre de lo que supone. Pobre en su espíritu, desprovisto de cualquier valor que pudiese llevar consigo para el otro lado de la vida. Dificultades existen para ser vencidas, y el esfuerzo personal y la buena voluntad permanente son la llave para sustituir cualquier dificultad de orden material.
12) “Inducción e imitación.” Esa es una causa sospechada. Algunos suponen que actos de suicidios, por si solos, pueden llevar al aumento de casos por imitación, tal como acontece en los atentados. La súbita y triste notoriedad de un suicida, la conmoción causada por su acto, podrían incentivar jóvenes inmaduros a practicarlo. Por eso, por regla general, casos de suicidio no suelen ser noticiados. Los jóvenes que se sienten influenciados de ese modo deberían entonces profundizarse en los casos que le llamaron la atención, hasta reconocer en toda su extensión el mal real que aquello causó. Si dejan que el propio corazón hable, pasarán a sentir una repulsa natural por ese acto.
13) “Efecto de drogas.” De acuerdo con la OMS, el abuso del alcohol y de substancias psicoactivas aumenta significativamente el riesgo de suicidio entre personas jóvenes. Quien hace uso de muletas químicas como esas necesita, antes de más nada, reconocer su dependencia y querer libertarse de hecho de eso. El deseo de “huir de la realidad” con ellas solo hace la realidad mucho más dura y difícil de lo que es. Y hacer uso de drogas para reunir coraje para cometer suicidio equivale a tomar una anestesia rápida antes de experimentar un futuro dolor, inmenso, después de la muerte, un dolor que no necesitaría ser conocido.
A los que se encuentran cerca de un potencial suicida, se indica la necesidad de permanecer atentos a las señales y, sobretodo, oír esa persona. Pero oír realmente, con atención, con interés real, y no como incumbencia artificial o deber de oficio. Oír atentamente, entender y buscar ayudar donde y como sea necesario, si es posible indicando un auxilio especializado. Y a las personas con ideas o ideales suicidas, se les puede dar un consejo simple, amoroso y objetivo: no hagas eso, solo no lo hagas.
Roberto C. P. Junior (instagram.com/robpucci/)
● Verifique las publicaciones con sonido de esta página en nuestro canal de Youtube: https://bit.ly/YT-EDSM.
● Conozca las obras literarias publicadas por la Ordem do Graal na Terra. Ingrese a: bit.ly/libros-OGT.