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Cuanto mejor una persona se torna por voluntad propia, tanto más fácil le será tornarse cada vez mejor, siempre mejor, en una evolución espiritual continua. Eso ocurre porque ella recibe la influencia positiva de formas análogas, puras, de pensamientos e intuiciones de otras personas que también se esfuerzan hacia las cumbres. Ese es el camino natural de desarrollo, en que las personas de buena voluntad se auxilian automáticamente.
Pero lo inverso también es verdadero. Quien deja brotar dentro de sí cualquier sentimiento negativo, sea del tipo que sea, luego lo sentirá fortalecerse cada vez más, se tornará más intenso, robustecido también por formas negativas ajenas de pensamientos e intuiciones puras. De esa forma, la persona se torna esclava del mal, de todo lo que es tenebroso. Por eso, debemos mantener siempre la máxima vigilancia espiritual sobre todo lo que emitimos con nuestra voluntad.