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Dificultades en el camino de la vida no necesitan ni deben ocasionar ningún desanimo. Al contrario, ellas sirven para retemplar el espíritu y estimular el desarrollo de sus capacitaciones. Y el espíritu humano despierto, en permanente proceso de evolución, siempre encontrará la mejor salida para cualquier dificultad, pues con ese su movimiento personal también se tornó apto a recibir los auxilios automáticos provenientes de las leyes de Dios.
El Día Sin Mañana