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Un bello árbol de yaca, pero las frutas no cosechadas se están pudriendo y van a acabar cayendo. Pero en el suelo van a funcionar de abono. Así, aunque no cumpliendo la función inicialmente prevista, los frutos de ese árbol no dejarán de ser útiles.
Si las circunstancias externas no son propicias para una esperada actuación, si eventualmente hasta impiden a alguien de colaborar para el perfeccionamiento y embellecimiento del ambiente como gustaría, ni siquiera por eso su actividad necesita ser desprovista de valor. Si tal persona busca utilizar sus capacitaciones de la mejor forma que pueda, con empeño y humildad, acabará de un modo o de otro también auxiliando a su semejante. Y, con eso, su vida no habrá sido vivida en vano.