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Dos conceptos interconectados, generalmente mal comprendidos. La gratitud legítima, aquel sentimiento intenso, inconfundible, que irrumpe en el alma y la completa por entero, puede eventualmente ser expresa con palabras de agradecimiento, pero no depende de ellas para efectuarse. Genuina gratitud no surge del agradecimiento, pero si el verdadero agradecimiento es que proviene de la gratitud.
Ya quien agradece sin sentir gratitud solo cumple una regla rígida de relacionamiento social, cuando no actúa con descaso o incluso con hipocresía intencional. Una situación muy diseminada en los días de hoy, infelizmente. Acontece con demasiada frecuencia, en múltiples situaciones, si, incluso en la oración. Quien recita rezos de agradecimiento sin sentir gratitud dentro de sí no da prueba de fe, pero de mala fe. Desea, consciente o inconscientemente, obtener alguna cosa en cambio de la repetición mecánica de fórmulas variadas. Oraciones ya listas solo adquieren valor, solo se tornan legítimas, cuando proferidas por un alma que ya se encontraba, antes, inmersa en la más profunda devoción.
La gratitud auténtica dirigida al omnipotente Creador ya constituye, ella misma, la oración más perfecta. No necesita ser aprendida antes, no necesita ser memorizada. Una plegaria silenciosa, a veces adornada con una lágrima, pero impregnada de la fuerza de la intuición espiritual es capaz de ascender hasta las gradas de trono del Todopoderoso.
También no es difícil reconocer el sentimiento de gratitud verdadero, pues él estará siempre asociado a la más pura alegría. Si la alegría no viene junto, entonces no es gratitud. La alegría es la expresión natural de la gratitud, intuida en el interior. Y tan solamente esa gratitud viva puede desencadenar el proceso que hace bajar la bendición a quien es dirigido el correspondiente agradecimiento. Todo vivo, todo automático, como solo pasa en el funcionamiento perfecto de las leyes inflexibles de la Creación. Sobre eso, aclara Abdruschin en su obra En la Luz de la Verdad, el Mensaje del Grial:
“¡El agradecimiento está íntimamente relacionado con la alegría! El mismo es una manifestación de la alegría más pura. Por consiguiente, dondequiera que la alegría no constituya la base, dondequiera que una gozosa emoción no sea la causa del agradecimiento, allí se emplea erróneamente la expresión de gratitud, allí se usa de ella indebidamente.
En tales casos, ella tampoco es capaz, nunca, de accionar la palanca que el verdadero agradecimiento acciona automáticamente conforme a las leyes de esta creación. La bendición queda, pues, excluida. En su lugar, sobrevendrá forzosamente la confusión.
Ahora bien, semejantes abusos se dan en casi todos los sitios donde, hoy día, los hombres hablan de agradecimiento, de gratitud.
El agradecimiento verdaderamente sentido es un factor de compensación — querido por Dios — que proporciona el contravalor a aquel a quien va dirigido dicho agradecimiento, cumpliéndose así la ley de la necesaria compensación impuesta en esta creación, que sólo puede ser sostenida e impulsada por la armonía que reside en el cumplimiento de todas las leyes originarias de la creación.”
Entonces, busquemos agradecer solamente cuando el corazón hable primero en nuestro interior. De ese modo, los pensamientos y las palabras de agradecimiento serán mensajeras de alegría y de paz, pues habrán sido originadas de la verdadera gratitud.
(Conozca las obras literarias publicadas por la Ordem do Graal na Terra. Ingrese a: https://bit.ly/libros-OGT).
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