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Las contingencias de la vida nos impiden, a veces, de continuar a navegar en dirección a los objetivos que habíamos estipulado. Usualmente, una tal situación suele ser fuente de tristeza y angustia, pero no debería ser así.
Aquí en la Tierra estamos envueltos permanentemente por los hilos del destino que nosotros mismos fornecemos con nuestra voluntad, pensamientos, palabras y acciones. Ellos hacen refluir a nosotros mismos, los generadores, los frutos de nuestra siembra pasada, tanto en esta como en otras vidas. No vemos esos hilos, pero si tenemos convicción en la actuación perfecta de la justicia divina, entonces sabemos que nada nos puede alcanzar sin que nosotros mismos no hayamos dado la causa de algún modo. Y en ese contexto se insertan también trabas y obstáculos terrenos de múltiples formas, que impiden o dificultan nuestro anhelo de realización.
Pero si la situación exterior es de escasez, no por eso necesita ser también la interior. Por el contrario, podemos y debemos continuar a desarrollarnos espiritualmente, ennobleciendo todo a nuestro alcance. Una eventual traba terrena no presupone una parada espiritual. Si continuamos a movernos espiritualmente, entonces nuevas oportunidades de actuación terrena también surgirán. No necesitamos ni debemos permanecer inactivos porque una dada contingencia exterior no se evidenció como esperábamos.
Podemos y debemos continuar a progresar interiormente, con vistas siempre al bien del prójimo, esforzándonos en poder ser un manantial de dádivas para nuestros semejantes. Una fuente de acciones límpidas, una naciente de palabras vivificantes y pensamientos refrescantes, que despierten confianza y amenicen la sed de ellos por amor, justicia y paz.
“Vosotros pertenecéis a esta Creación, sois una parte de ella. Por consecuencia, tenéis que vibrar a su mismo ritmo, obrar en ella, recibir sus enseñanzas, alcanzar vuestra madurez y, con el conocimiento adquirido, ascender cada vez más, escalón tras escalón, arrastrando con vosotros en la irradiación todo aquello que, a lo largo de vuestro camino, entre en contacto con vosotros para ser ennoblecido.” (Abdruschin – En la Luz de la Verdad – el Mensaje del Grial)