Reading time: 2 minutes
La famosa Oración de Francisco, también conocida como Oración de la Paz, curiosamente, no es de autoría de Francisco de Asís como se imagina. Su origen exacto es desconocido, pero algunos estudiosos sustentan que el autor sería un monje que habría vivido en el norte de Francia, en los primeros siglos del cristianismo.
Lo que se sabe al cierto es que la oración apareció escrita, anónimamente, en un boletín religioso en Paris, en 1912. Cuatro años después, ella fue impresa en Roma en un folleto cuyo verso traía la figura de “San Francisco”. En virtud de eso, la oración pasó a ser atribuida al frade italiano Francisco, que vivió en la ciudad de Asís.
El hecho de que la oración de Francisco no sea originariamente de él no es, sin embargo, relevante, pues la belleza de su mensaje atravesó el tiempo como uno de los pocos testimonios no desfigurados de la verdadera doctrina de Jesús, inspirando personas buenas a que se dedicaran a hacer apenas el bien en todas las situaciones.
La primera parte de la oración traduce el más profundo amor al prójimo:
“Oh, Señor, hazme instrumento de vuestra paz.
Donde hay odio, que lleve yo el amor;
Donde haya ofensa, que lleve yo el perdón;
Donde haya discordia, que lleve yo la unión;
Donde haya duda, que lleve yo la fe;
Donde haya error, que lleve yo la verdad;
Donde haya desesperación, que lleve yo la esperanza;
Donde haiga tristeza, que lleve yo la alegría;
Donde haiga tinieblas, que lleve yo la luz.”
La segunda parte constituye una de las más bellas afirmaciones de la Ley de Causa y Efecto, o Ley de la Reciprocidad (http://on.fb.me/1fojJ8D), vibrando en el equilibrio entre el dar e recibir:
“Oh Maestro, haced con que yo busque más
Consolar que ser consolado;
Comprender que ser comprendido;
Amar que ser amado.
Porque es:
Dando que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Y es muriendo que se vive para la vida eterna.”
(Conozca las obras literarias publicadas por la “Ordem do Graal na Terra”. Ingrese a: http://bit.ly/1XjNebF.)