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Circunstancias externas pueden eventualmente dificultar que una persona de buena voluntad perfeccione sus dones y dé caudal a ellos en toda su plenitud, para el bien del prójimo y bendición del ambiente. Pero como todo está sometido a la Ley del Movimiento, nada puede quedar estancado por mucho tiempo.
Vendrá un día en que nubes bondadosas harán llover abundantemente en el destino de esa persona, permitiendo que ella prosiga su viaje y, con eso, traiga nuevos y variados beneficios a sus semejantes.