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Vivencias intensas, sean de dolor o de alegría, dejan marcas profundas en el alma y contribuyen significativamente para el proceso de concientización del espíritu humano.
Numerosas marcas anímicas son testigos de una vida vivida en plenitud, y constituyen no solo el más grande, pero también el único tesoro que un alma puede llevar consigo para los mundos del Más Allá.
El Día Sin Mañana