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less than 1 minute Fue una vivencia notable en la época que ocurrió. De dolor o de alegría, no importa, lo que importa es que fue notable. Dejó marcas, aunque ahora ya esté casi olvidada. Las marcas de entonces actuaron como surcos de arado en el suelo del alma, fertilizándola por la enseñanza advenida de la vivencia. Y el alma fertilizada se tornó más abierta y más receptiva a nuevos reconocimientos, provenientes de futuras vivencias notables. Así es el proceso de una vida terrena vivida en plenitud.