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“¡Yo soy el señor, tu Dios; no tendrás otros dioses a mi lado!” Este es el primero, el más sagrado, el más crucial y esencial de los Diez Mandamientos.
¿Y por qué? Porque su obediencia es el fundamento para la continuidad de la existencia del espíritu humano dentro de la Creación. El preserva a la criatura de sufrir la “segunda muerte” (Ap.20:14; 21:8), que corresponde a la muerte espiritual.
El primero de los Diez Mandamientos es de tal modo incisivo, de tal modo decisivo para el ser humano, que Cristo lo denominó de: “el mayor de los Mandamientos” delante de los fariseos, indicando ser el la ley suprema, conforme descrito en este trecho del evangelio de Mateo:
“Los fariseos se reunieron y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para experimentarlo: Maestro, ¿cuál es el mayor mandamiento de la ley? El respondió: ¡Amarás el Señor, tu Dios, de todo corazón, de toda tu alma y de todo tu entendimiento! Este es el mayor y primer Mandamiento.” (Mt.22:34-38).
El primer Mandamiento actúa como una tendencia al contrario en el ser humano, cuando este lo vivifica dentro de sí. Actúa como un “ascensor” en verdad, capaz de protegerlo en todas las dificultades y de halarlo hacia arriba, impidiéndolo de caer espiritualmente. Quien quiera alcanzar la corona de la vida eterna tiene que colocar el Creador por encima de todo, amándolo de todo corazón y obedeciendo su voz, su lenguaje (bit.ly/1TlzRrT), que se expresa en la obra de la Creación: “¡Escoge, pues, la vida, para que vivas, amando el Señor tu Dios, obedeciendo su voz y allegándote a Él!” (Dt.30:19).
También es necesario entender a qué se refiere el Mandamiento con la indicación “dioses”. El sentido aquí es mucho más amplio de lo que parece a primera vista. No se trata apenas de figuras o ídolos de madera, más de todo lo que la criatura humana acaba idolatrando en mayor o menor grado, como: dinero, poder, riquezas, honrarías, amores de varios tipos, fe ciega, vicios, deportes, placeres, etc. Todo eso son los muchos “dioses” que ella coloca al lado y a veces hasta sobre su Dios. Todo eso constituye garrafal idolatría y, por eso, una transgresión directa al primer Mandamiento.
“¡YO SOY EL SEÑOR, TU DIOS; NO TENDRÁS OTROS DIOSES A MI LADO!
Mientras más el ser humano se entera de las leyes que gobiernan la Creación y del real papel que el desempeña dentro de ella, tanto más humilde y agradecido se tornará para con Aquel que le concedió el don de la vida. Y tanto más fácil y naturalmente cumplirá también el primer Mandamiento de las Leyes de Dios.
(Texto basado en la obra “Los Diez Mandamientos y el Padrenuestro”, de Abdruschin: bit.ly/LOS10MA.)
Roberto C. P. Junior
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Segundo Mandamiento: bit.ly/1ThaKqu.
Tercer Mandamiento: bit.ly/1SuRuDN.
Cuarto Mandamiento: bit.ly/1RxxSMX.
Quinto Mandamiento: bit.ly/1UAEyQK.
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Octavo Mandamiento: bit.ly/1SuSmbC.
Noveno Mandamiento: bit.ly/1WVFAUJ.
Decimo Mandamiento: bit.ly/1WVFKvk.
