Reading time: 3 minutes
Hay una palabra que sintetiza el modo por el cual este mandamiento no es cumplido, no solo por las personas individualmente, más también por pueblos y naciones: envidia. Es en la envidia que reside la transgresión más inmediata de este simple mandamiento transcrito por Moisés:
“¡No codiciarás casa, propiedad y ganado de tu projimo, y todo lo que le pertenezca!”
¡No codiciarás! ¡No desearás para ti lo que pertenece a otro! La envidia pasa como un rodillo compactador por encima de esa exhortación y corroe el alma humana deseosa de poseer lo que no es suyo. Y esa corrosión da origen a desentendimientos y desavenencias, revueltas y revoluciones, conflictos y guerras.
Quien, movido de envidia, busca obtener para sí aquello que ve siendo disfrutado por su semejante, siempre lo hará desobedeciendo al décimo mandamiento, porque la envidia ya constituye la propia desobediencia. Por consiguiente, él siempre lo hará pecando. Todo aquello que tal individuo obtendrá de ese modo poca alegría le traerá, jamás será feliz así. A no ser que considere felicidad despertar aún más envidia en los individuos de su igual especie.
Cada uno de nosotros vive en las condiciones por nosotros mismos generadas. Vivimos dentro de la situación terrena tejida automáticamente por el telar del destino, mediante los hilos que proporcionamos continuamente con nuestras intuiciones, pensamientos, palabras y acciones. Y eso a lo largo de varias vidas, tanto en el más acá como en el más allá. Solo quien desconoce o no acepta la verdad de la reencarnación puede suponer que haya injusticia en la distribución de las condiciones materiales de cada uno (bit.ly/1NE3QLq).
Las condiciones materiales en que vivimos nos dan la base, justamente, para que vivenciemos lo que aún necesitamos con vistas a nuestra maduración y evolución espiritual. Debemos sentirnos gratos y reconocidos por eso, pues tesoro más precioso que el desarrollo espiritual no existe.
Todos nosotros, en alguna vida, ya ejercimos cualquier posición influyente, o fuimos terrenamente acaudalados. También ese tipo de situación constituye parte del aprendizaje continuo del espíritu. Por eso, además de ser errado, además de ser pecado, es una tontera inmensa envidiar los que hoy tienen poses lícitamente obtenidas, los cuales en otras vidas tal vez ya tuvieron que experimentar serias necesidades, posiblemente en el tiempo en que nosotros mismos pasábamos muy bien, regiamente favorecidos de bienes materiales.
No hay nada de errado, evidentemente, en desear una situación terrena mejor y luchar por eso, desde que tal esfuerzo no se dé por envidia y ni sea considerado como la última finalidad de la existencia. El esfuerzo real, primordial, tiene que ser siempre el de perfeccionamiento de espíritu. Esfuerzo en mejorar continuamente como seres humanos, a fin de que podamos retornar un día a nuestra verdadera patria, la espiritual, de la cual salimos en tiempos inmemoriales como semillas aún no desarrolladas, tal como descrito en la parábola del hijo pródigo.
(Texto basado en la obra “Los Diez Mandamientos y el Padrenuestro”, de Abdruschin: bit.ly/LOS10MA.)
Roberto C. P. Junior
(instagram.com/robpucci/)
● Verifique las publicaciones con sonido de esta página en nuestro canal de Youtube: https://bit.ly/YT-EDSM.
● Conozca las obras literarias publicadas por la Ordem do Graal na Terra. Ingrese a: bit.ly/libros-OGT.
#ordendemdograalnaterra
#espiritualidad
#decimomandamiento
#diezmandamientos
#losdiezmandamientos
#decálogo
______________________________
Serie Los Diez Mandamientos
Primer Mandamiento: bit.ly/1PE5KFz.
Segundo Mandamiento: bit.ly/1ThaKqu.
Tercer Mandamiento: bit.ly/1SuRuDN.
Cuarto Mandamiento: bit.ly/1RxxSMX.
Quinto Mandamiento: bit.ly/1UAEyQK.
Sexto Mandamiento: bit.ly/1WVF0qa.
Séptimo Mandamiento: bit.ly/2uaEM6B.
Octavo Mandamiento: bit.ly/1SuSmbC.
Noveno Mandamiento: bit.ly/1WVFAUJ.
Decimo Mandamiento: bit.ly/1WVFKvk.