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El dogma, cualquier que sea, venga de donde sea, constituye un obstáculo infranqueable al desarrollo espiritual.
El dogma obstruye el libre albedrio, entorpece el discernimiento, nubla la visión y tulle los movimientos del espíritu humano.
El dogma obliga la persona que a él se somete, a andar por la vida con anteojeras sobre los ojos del alma.
El dogma torna el individuo esclavo de las determinaciones de otro, impidiendo cualquier cuestionamiento, aun mismo en los pensamientos.
El dogma hace fenecer las alas espirituales del ser humano, no haciendo posible su vuelo de regreso al reino del espíritu (http://on.fb.me/1h8HzWQ).
El dogma transforma el ser humano en un ser hueco, sin vida autónoma, incapaz de alegrarse con la maravillosa Creación y con el progreso espiritual propio.
El dogma, al final, promueve el inverso de todo aquello que, mediante leyes perfectas (http://on.fb.me/1MkBS4L), el Creador previno antaño en relación a sus criaturas humanas.
(Conozca las obras literarias publicadas por la “Ordem do Graal na Terra”. Ingrese a: http://bit.ly/1XjNebF.)