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La legítima autoconfianza no se confunde con autoevaluación incorrecta.
La autoconfianza genuina surge del saber de la actuación inflexible de las leyes que gobiernan la Creación. Ella es resultante de la sintonía del alma con esas leyes, impulsándonos a seguir por el camino de la evolución espiritual y concediendo fuerza para que enfrentemos corajudamente todos los obstáculos y cualquier desafío.
Ya la autoevaluación incorrecta surge exclusivamente de ponderaciones del raciocinio calculista, sin ninguna influencia espiritual. Ella hace brotar en nosotros la ilusión de estar siempre con la razón en todo, una especie de “querer-saber-mejor” que no admite opiniones contrarias, que oblitera una visión más clara de la realidad e impide el reconocimiento de nuestras propias limitaciones, fallas y propensiones.
La suposición de ser algo que no se es resulta de ejercicios mentales exclusivamente, de una fantasía exacerbada, sin colaboración alguna de la intuición espiritual. El raciocinio, cuando no suficientemente dominado, es extremamente hábil en ornar los caminos de la criatura humana con las más bellas configuraciones de fantasía. Configuraciones bellas, coloridas y atrayentes, no obstante siempre falsa, desvinculadas de la realidad, y que solo hacen robustecer la vanidad del generador (http://on.fb.me/1Kgknzm).
La legítima autoconfianza anda de manos dadas con la humildad (http://on.fb.me/1GHr8W8), mientras que la auto evaluación incorrecta solo hace fortalecer la vanidad. La primera nos lleva para más cerca del Creador. La segunda nos aleja de ÉL cada vez más.
(Conozca las obras literarias publicadas por la “Ordem do Graal na Terra”. Ingrese a: http://bit.ly/1XjNebF.)