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“Sinceridad” viene de la expresión latina “sine cera”. La cera era usada antiguamente en la fabricación de máscaras para bailes a fantasía y otras festividades, de modo que una persona “sine cera” era alguien sin máscara.
Con el tiempo, “sine cera” pasó a significar alguien cuya voluntad era completamente transparente, una persona que se mostraba siempre sin subterfugios ni disimulaciones. “sine cera” – Sincera – Sinceridad.
La sinceridad cordial y justa es un puente para el corazón del prójimo, porque ella adviene de un alma que vive dentro de la verdad. La sinceridad es una virtud originaria de la verdad, y una verdad dicha con franqueza, sin rispidez, solo fortalece y trae beneficios.
La sinceridad es capaz de hacer aflorar en nuestro semejante otros atributos, como convicción, confianza, optimismo, esperanza…Todo eso puede emerger naturalmente en las almas tocadas por una opinión sincera. Seamos, pues, sinceros sin ser inoportunos, francos sin ser rudos, leales sin ser intransigentes.
Y no olvidemos que ninguna alma consigue transponer el umbral de la muerte con una máscara cualquiera. Todos nosotros llegaremos al más allá “sine cera”, e así permaneceremos. Allá, nadie podrá aparentar lo que no es, más todos tendrán que mostrarse como realmente son. Allá, todos nosotros viviremos integralmente “sine cera”, queramos o no, cosechando todo lo que hayamos sembrado del lado de acá (http://on.fb.me/1IuCTol).
Feliz de aquel que pueda hacer la travesía con el alma limpia, y, sobretodo, sincera.
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