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Una gota de atención, una gota de buena voluntad, una gota de consideración, una gota de paciencia…
En muchas situaciones de la vida basta destilar una gotita de esas virtudes, de parte en parte, para apagar en su nacimiento la llama irrequieta de cualquier mal entendido, evitando que ella crezca y se transforme en un incendio de resentimiento (http://bit.ly/1Tml7uY), el cual, por fin, acabará por consumir los corazones envueltos y hacer cenizas la confianza mutua.