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Todas las personas ya escucharon que la unión hace la fuerza, y eso es la pura verdad. Pero también es verdad que la fuerza de una cadena entera, de cualquier tamaño, es siempre igual a la de su eslabón más débil.
De esa manera, en una unión con intenciones de alcanzar uno o más objetivos comunes, cada miembro debe siempre empeñarse al máximo para cumplir de la mejor manera posible sus incumbencias. Cualquier negligencia en eso puede retardar o incluso impedir de alcanzar los albos determinados. La cadena se quiebra.
Sin embargo, diferentemente de una cadena de metal, una persona que se reconoce en tiempo como un eslabón más débil de un conjunto tiene la capacidad (y también el deber) de fortalecerse por sí misma, haciendo con que la interconectada cadena de actividades vuelva a tener el vigor y la resistencia original.
Una cadena humana solo puede conservar su integridad y resistencia con permanente esfuerzo y dedicación, y, principalmente, mediante la autoevaluación correcta de cada uno de sus eslabones, que se conectan con confianza entre sí.
Tal cadena se hace entonces cada vez más fuerte a medida que los objetivos comunes son alcanzados, pues todos los eslabones van siendo continuamente y nuevamente templados en la alegría de cada deber cumplido.
(Conozca la literatura del Grial publicada por la Ordem do Graal na Terra. Ingrese a: http://bit.ly/1u52cG0).