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La palabra “Karma” deriva del sanscrito “Karman”, que significa “acción” o “efecto”, correspondiendo a una reacción natural e inevitable a algo previamente practicado por el ser humano. Esta “reacción” automática trae de vuelta infaliblemente al generador todo cuanto el mismo emitió, sean cosas buenas o malas, quiera que se trate de acciones, palabras, pensamientos o intuiciones.
La ley del Karma, o ley de la Reciprocidad (http://bit.ly/1T9ZesI), hace de cada ser humano el único juez de sí propio, colocando en sus manos el control del telar de la Creación, por medio del cual es tejida la alfombra de su destino, a través de los hilos que el mismo produjo continuamente con su voluntad.