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La fecha precisa es difícil de determinar, pero sabemos que el nacimiento del Salvador fue anunciado por el aparecimiento de un astro gigantesco, conocido hoy como Estrella de Belén (http://on.fb.me/1UeMnYU).
Mateo dice en su evangelio que los reyes magos fueron guiados hasta el local del nacimiento por una estrella: “Vimos su estrella en el Oriente, y vinimos para adorarlo” (Mt. 2:2). Ese acontecimiento es descrito más explícitamente en el Evangelio apócrifo de Tiago: “Vimos un astro muy grande que brillaba entre las demás estrellas y las eclipsaba haciéndolas desaparecer. En el hemos conocido que en Israel nació un rey, y vinimos a adorarlo”
También es digno de nota, sobre la magnificencia de la Estrella de Belén, esa declaración del obispo Ignacio de Antioquia en el año 107: “Una estrella brilló en el cielo más que cualquier otra estrella, y todas las otras junto al Sol y la Luna formaron un coro alrededor de la estrella de Cristo, que superaba todas en esplendor.” En el siglo III, Orígenes aclaró que esa estrella fue en verdad un cometa.
La estrella de Belén fue un gran cometa anunciador que apareció en el cielo en 12 a.C., y cuyos registros llegaron, sí, hasta nuestra época. El historiador Dio Casius, por ejemplo, autor de una larga historia de Roma, desde su fundación hasta 229 d.C., habla de un cometa avistado en Roma en 12 a.C., en la época que murió Marcus Agripa, el famoso comandante romano. Registros astronómicos chinos fechados del siglo I d.C., los cuales traen anotaciones de años precedentes, también mencionan el aparecimiento de un cometa en 12 a.C. Según el historiador e investigador NikosKokkinos, los griegos y los romanos observaron y describieron 135 cometas antes del comienzo del Cristianismo, siendo que el último de ellos fue justamente en el año 12 a.C.
Algunos investigadores suponen que ese astro haiga sido el cometa Halley, que periódicamente se aproxima de la Tierra en su órbita por el sistema solar. Esa suposición no es verdadera. A pesar de la fama inusual que disfruta, el cometa Halley es pequeño y sin importancia cuando comparado a un cometa anunciador, como fue la estrella de Belén. Ese hecho, sin embargo, no es de conocimiento de los astrónomos y de las autoridades eclesiásticas de hoy, como ya no era en la Antigüedad y en la Edad Media.
La arqueología también nos ayuda a confirmar por lo menos el año del nacimiento de Jesús. Jerry Vardaman, director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Misisipi y profesor de religión, elaboró un minucioso estudio de las monedas cuñadas en el inicio de la era cristiana. El verificó que muchas de esas monedas traen inscripciones en letras minúsculas, hechas por los usuarios de la época, siendo bastante comunes las alusiones a Jesús. Una de las monedas, cuñada en Damasco en el año 16 d.C., en el tiempo del rey nabateo Aretas IV, trae varias referencias a Jesús, tales como: Jesús – Rey de los Judíos, Rey, Mesías, y también la frase: “Año Uno de Jesús de Nazaret en Galilea”.
Otra de esas monedas trae las palabras REX JESVS (rey Jesús) seguidas de la fecha LZKT, que corresponde al año 15 d.C. de nuestra era. Y en otra moneda, cuñada en la época de Agripa I, en 43 o 44 d.C., está escrito “El reino de Jesús se inició en el año LZKT”. Según el Dr. Vardaman, Jesús solamente podría haber iniciado su ministerio en 15 o 16 d.C., conforme indicado en esas inscripciones, si hubiera nacido en 12 a.C. A confirmar esa tesis, el recuerda que el historiador Flavio Josefo (37 – 100) también coloca el inicio de la predicación de Jesús en el periodo compreendido entre 15 y 19 d.C.
Otro aspecto relevante de ese tema es la información de Lucas según la cual Jesús nació en la época del “primer empadronamiento, cuando Quirino era gobernador de Siria” (Lc 2.2). El censo siempre fue uno de los pilares del sistema de gobierno romano, pero ese detalle mencionado por Lucas se tornó un rompecabezas insoluble para los teólogos, pues hasta entonces se suponía que ese Quirino – PubliusSulpiciusQuirinius – había efectuado un único registro en Palestina, en 6 d.C., fecha que no combinaba con el nacimiento de Jesús.
El profesor Vardaman, sin embargo, informa que existe una inscripción mencionando otro censo conducido por Quirino, que habría sido justamente el primero, en 12 a.C., año en que él fue inicialmente cónsul en Roma. Algunos historiadores ya admiten que Quirino cuidó de una comisión especial para realizar un censo en Palestina alrededor del 10 a.C., sin embargo la fecha correcta es realmente 12 a.C. Que el año 12 a.C. fue de empadronamiento general es atestiguado por el emperador Claudius, el cual afirma que su padre, Drusus, condujo un censo en Galia en aquel año. Las autoridades romanas de entonces necesitaban descubrir cuantas personas vivían en cada parte del Imperio, a fin de poder calcular el valor correcto del impuesto llamado tributuscapitis, equivalente a nuestro impuesto de renta físico. A partir de ahí el decreto de Augusto para un censo general en todo el Imperio.
Por tanto, Jesucristo, El Hijo de Dios, vino a esta Tierra en 12 a.C.
