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La persona que se esfuerza en perfeccionarse interiormente siempre cuidará de mantener limpio e inmaculado el envoltorio del espíritu, su atuendo más externo, que denominamos alma.
Así como un ser humano en proceso de evolución espiritual jamás se permitirá usar trapos para cubrir su cuerpo físico, ni tampoco consentirá en exponerlo a los ojos de cualquiera, de la misma forma cuidará de mantener su alma siempre íntegra, no degradando su cuerpo fino-material con malos sentimientos y mucho menos exponiéndolo a la vista de pretensos expertos.