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La búsqueda por elucidación espiritual no puede ser hecha al acaso, como si fuera una pescaría, movida por curiosidad o por el deseo de experimentar nuevas sensaciones en múltiples doctrinas y filosofías. No. La base de esa búsqueda, que es la más importante de toda la vida, tiene que ser otra, necesita estar sedimentada en un fuerte anhelo del alma. Solamente de esa forma las leyes universales podrán conducir el investigador al encuentro y al reconocimiento de la Verdad plena. La Verdad integraL solo puede ser alcanzada por el verdadero buscador.
