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Los hábitos de vida acaban dejando marcas profundas en el carácter, cada vez más incisivas. Sí, porque cuanto más arraigados por la práctica constante, las costumbres son mucho más difíciles de ser modificadas. Por tanto, es mucho mejor, si nutrimos únicamente buenos hábitos… Pues hábitos negativos densifican el alma y empujan el espíritu hacia abajo, mientras que hábitos positivos clarifican el alma e impulsan el espíritu hacia arriba, para un desarrollo creciente.