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Cavilar continuamente sobre los errores del pasado, de lo que podría haber sido y no fue, es apenas pérdida de tiempo para el presente y no trae ningún beneficio para el futuro. De nada sirve rebuscar en la memoria y debatir recuerdos de tantas fallas cometidas. Es solamente desperdicio de tiempo. Lo que pasó, pasó, y ya no es más.
Lo que importa es la actitud correcta en el presente, la firme voluntad de no errar y así proseguir corajudamente hacia delante. No es posible cambiar nada del pasado, pero siempre será posible construir un futuro más soleado por la disposición correcta en el presente.