Cortos

less than 1 minute De nada sirve a una persona tratar de vivir en un ambiente inmerso en pureza, libre de malas intenciones, purificado de malos pensamientos y limpio de mentiras, si, antes, no cuida de lavar su propia alma de toda la suciedad que en ella está impregnada. Permanecerá una extraña en el ambiente elegido, nada pudiendo darle y nada pudiendo recibir de él.

less than 1 minute Pensamientos puros son mensajeros luminosos de paz.

less than 1 minute No es difícil percibir cuando estamos alimentando malos pensamientos, Pues la paz interior desparece inmediatamente, la alegría se va como el agua entre los dedos y nos quedamos sumergidos en dudas y preocupaciones. Preocupaciones, por cierto, constituyen un tipo específico de un pensamiento malo. Preocuparse significa “pre-ocupar-se”  con alguna cosa, o sea, ocuparse anticipadamente con algo fuera de nuestro alcance. “Pre-ocupaciones” traen aflicciones, angustias y miedos normalmente infundados, y aún más, asfixian la alegría de vivir.

less than 1 minute Solo disfruta paz de alma quien conserva pura la voluntad interior, la voluntad intuitiva, que es el foco generador de los pensamientos.

less than 1 minute Cuando profundamente intuidos, un pensamiento límpido o una voluntad pura no quedan sin auxilio, no quedan desamparados. Al contrario, reciben automáticamente refuerzos luminosos de igual especie, incluso en medio a la densa oscuridad que cubre esta Tierra.

less than 1 minute La paz verdadera se revela en el día a día, en cualquier situación, y no apenas en locales determinados y en horas específicas. Ella adviene naturalmente como efecto de pensamientos limpios, oriundos de una voluntad siempre pura.

less than 1 minute Nuestros pensamientos también se moldan en formas en un mundo más fino, las cuales pueden ser bellas o feas, benéficas o dañinas, dependiendo de lo que por nosotros fue intencionado.

less than 1 minute Una vida grata produce pensamientos livianos, y pensamientos livianos alimentan la vida con alegría

less than 1 minute Cuando una persona finalmente decide cambiar su manera de ser, buscando mantener siempre íntegra su voluntad y siempre puros sus pensamientos, ella pone un marco luminoso en su existencia, a partir del cual las cosas mejorarán paulatinamente, como efecto natural de la Ley de la Reciprocidad.