PARSIFAL Y LAS LEYENDAS DEL GRIAL

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Nota Introductoria

En este ensayo, todos los trechos en destaque fueron extraídos de la obra En la Luz de la Verdad, el Mensaje del Grial de Abdruschin. Los trechos retirados del Mensaje no tienen la finalidad de ilustrar el texto, sino que pasa lo contrario: ellos fueron colectados y organizados con el fin de evidenciar que el presente ensayo se encuentra en conformidad con las enseñanzas contenidas en la obra de Abdruschin.

Siempre que se menciona la palabra “conferencia”, el autor está refiriéndose al Mensaje del Grial. Al final de los trechos destacados aparece el respectivo título de la conferencia entre paréntesis.

  parsival-graal

Quien ya ha estudiado el Mensaje del Grial sabe que si un pensamiento emitido con fuerza anímica es puro, entonces podrá, en su recorrido elíptico por el Universo, entrar en contacto con pensamientos más elevados y de ellos recibir influencias las cuales, al irradiar retroactivamente por el cordón de conexión con el generador, desencadenan la llamada “inspiración”. La inspiración, por tanto, tampoco es algo estrictamente personal, sino algo obtenido por el propio pensamiento básico que, en su trayectoria inicial ascendente (debido a su pureza intrínseca), encuentra pensamientos de igual especie más elaborados.

Fue lo que ocurrió en la recepción del saber a respecto de Parsifal y el Grial que los poetas medievales transcribieron en sus sagas. Ellos recibieron inspiraciones a respecto de acontecimientos elevados. Sin embargo, permitieron que el raciocinio interfiriese en esa recepción, lo que imposibilitó la correcta comprensión de los fenómenos. En la conferencia “Las esferas espíritu originarias I”, podemos leer este pasaje aclarador:

“Consideremos, por ejemplo, la leyenda de Parsifal. Poniendo a esta pequeña Tierra como punto de partida de sus pensamientos, el ser humano trata de investigar y descubrir algo referente a Parsifal, con el fin de llegar al origen, al nacimiento de esa leyenda.

Es verdad que los poetas de la Tierra han creado en su imaginación personajes que han dado un realce externo a la forma del poema. Sin embargo, durante su trabajo, en el curso de su concentración espiritual, han bebido inconscientemente de fuentes de inspiración que ellos mismos no conocían.

Pero como luego lo retocaron con el intelecto, tratando de embellecerlo terrenalmente y de hacerlo más fácilmente comprensible, lo poco que pudo afluir en ellos de las desconocidas esferas también fue comprimido en la materialidad física, fue reducido, desvirtuado.”

 En la conferencia “El Ciclo de las irradiaciones”, encontramos la siguiente complementación:

“En esas descripciones, como en todo lo que hacen los hombres terrenales y como fue el caso de las descripciones referentes a Parsifal y a la Mansión del Grial, no ha sucedido más que lo siguiente: primeramente, hombres profundamente espirituales recibieron inspiraciones que ellos no fueron capaces de reconocer claramente y que, al efectuar la transmisión, ya deformada de antemano, las redujeron a los límites de sus respectivos ambientes y las adaptaron a los eventos, costumbres y usos terrenales que les eran conocidos, sin olvidar que, también aquí, el intelecto no desperdició la oportunidad de aportar igualmente una parte no pequeña.”

 Sobre los errores transmitidos a respecto de ese Supremo Templo del Grial, o Mansión del Grial, se constata que son los mismos observados a respecto de la figura de Parsifal. Ambos conceptos fueron condensados en los límites de comprensión de las personas que recibieron las respectivas noticias mediante inspiraciones. Los acontecimientos fueron “materializados” por así decirlo, de modo a tornarse más comprensibles a los seres humanos terrenos. El trecho siguiente se encuentra en la conferencia “El Universo”:

“Y en los confines de esta Isla Azul, como cumbre máxima, inaccesible a los profanos, se halla… la Mansión del Grial tan cantada en los poemas.

(…)

A través de las revelaciones, la noticia de la existencia de esa Mansión fue descendiendo las numerosas gradas del larguísimo camino que dista de la Isla Azul y, atravesando el mundo de la materia etérea, llegó finalmente, gracias a la alta inspiración de algunos poetas, hasta los hombres de esta Tierra en la materialidad densa. De peldaño en peldaño en su prolongado descenso, la realidad de este hecho no tardó en sufrir alteraciones involuntarias, de tal suerte que la última versión que de ella existe sólo es un reflejo harto tenue y turbio, que dio lugar a numerosos errores.”

 En la conferencia “El Santo Grial”, Abdruschin explica que una adecuada comprensión del Grial no puede surgir de un esfuerzo de investigación desde abajo hacia arriba, partiendo de la Tierra en dirección a planos más elevados, sino apenas en sentido inverso, desde arriba hacia abajo:

“Todo lo que tiende a ir de abajo a arriba tiene que quedar detenido ante los límites de la materialidad, suponiendo que llegue a alcanzar las cumbres más altas. En la mayoría de los casos, sin embargo, en las condiciones más favorables, no podrá recorrerse apenas la mitad del camino. ¡Y cuán largo es, aún, el camino a recorrer para llegar al verdadero conocimiento del Santo Grial!

Ese sentimiento de que es algo inaccesible ha acabado por apoderarse de los investigadores. El resultado es que tienden a considerar al Grial como una mera denominación simbólica de un concepto, atribuyéndole así esa elevación que ellos sienten, muy justamente, como algo que tiene que ser puntualizado necesariamente. Pero, de esta manera, van, en realidad, hacia atrás, no hacia adelante; hacia abajo en vez de hacia arriba. Se apartan del buen camino que ya los mismos poemas dejan entrever en parte.”

 Las composiciones poéticas medievales sobre el Grial siguieron en parte el camino correcto a la comprensión, porque se elaboraron con base en inspiraciones más elevadas, por tanto, de arriba hacia abajo. Sin embargo, según ya ha sido dicho, el reconocimiento real se hizo imposible debido a la fuerte materialización de lo recibido por los poetas como inspiración. En la secuencia de esa conferencia “El Santo Grial”, leemos el siguiente aclaramiento a respecto de esas composiciones poéticas:

“Sólo estos dejan vislumbrar la Verdad; pero sólo vislumbrar; pues, por la colaboración del intelecto, las sublimes inspiraciones y las imágenes visionarias de los poetas adquirieron, al ser transmitidas, un carácter demasiado terrenal. Al comunicar a los demás lo que habían visto espiritualmente, lo ilustraron con imágenes propias del ambiente terrenal de la época, a fin de hacer más comprensible a los hombres el significado de sus poemas, cosa que, a pesar de todo, no pudieron conseguir, ya que ellos mismos no pudieron llegar al fondo de la Verdad.”

 En la continuación de la misma conferencia, Abdruschin informa como las leyendas del Grial deberían haber sido interpretadas:

“Deberían constituir promesas procedentes de las más altas cumbres, promesas que los hombres pueden esperar que se cumplan. Si hubieran sido interpretados en este sentido, es seguro que se habría encontrado, hace mucho tiempo, otro camino a seguir para llegar más adelante en las investigaciones.”

La historia de la venida de Parsifal debería ser, por tanto, una importante profecía, una promesa del Alto que se realizaría en una bien determinada época futura. Que así no haya sido vista se debió, pues, a la adaptación terrenal de las narraciones por los poetas de las leyendas y a la suposición de los investigadores de que ellas trataban de algo meramente simbólico.

La primera de las composiciones poéticas que quedó conocida como “Ciclo del Grial”, y una de las más importantes, fue elaborada por el francés Chrétien de Troyes en el siglo XII, con el título Perceval ou Le Conte du Graal – “Parsifal o Cuento (romance) del Grial” –, escrita probablemente entre 1181 y 1191. Perceval es la grafía francesa del nombre Parsifal. Varias otras narrativas surgieron en el siglo siguiente, como Perlevaus (también conocida como “La elevada historia del Santo Grial”), compuesta alrededor de 1220, y hasta bien más adelante, como Percyvelle, romance inglés que surgió en el siglo XIV, apenas para citar dos ejemplos de una serie extensa.

Pues bien. En el romance de Troyes, Parsifal es presentado como un adolescente rudo y bastante ingenuo, un joven cazador que vive en una “bosque solitario”. Sólo el hecho de que el poeta retrata la figura de Parsifal como un cazador ya muestra lo cuanto él materializó, sin percibir, la inspiración inicial que obtuvo en su profundización espiritual.

El Perceval del romance de Troyes es criado por su madre fuera de los dominios de la civilización, aislado de todo y de todos en un bosque. Él mantiene contacto apenas con su madre y algunos labradores. Por eso, cuando finalmente comienza a explorar el mundo y encuentra representantes de la caballería, nada comprende de la visión de caballeros y sus armaduras. Así, la impresión que él da, es, realmente, de poseer una ingenuidad completa delante de todo y de todos.

Lo que aconteció aquí es que Chrétien de Troyes asimiló algo del proceso de preparación de la venida de Parsifal, el Hijo del Hombre prometido por Jesús, a la Tierra. Los preparativos para la misión del Hijo del Hombre en el Juicio ya venían desde milenios, pero la preparación especial para su encarnación en la Tierra venía desde las alusiones directas hechas por Jesús sobre la necesidad de su venida. En la conferencia “El Extraño” encontramos el siguiente relato:

“Desde lo alto de la Mansión del Grial, un adolescente contemplaba con grave asombro este acontecimiento tan monstruoso… Ese adolescente era el futuro Hijo del Hombre. Ya en aquel tiempo estaba en curso su preparación, la cual exigió miles de años, pues debía estar bien pertrechado para descender a esos abismos, en donde, por voluntad de los hombres, reinaban las tinieblas.”

Las primeras alusiones de Cristo sobre la venida del Hijo del Hombre estaban relacionadas estrictamente al Juicio. Para tanto, no habría sido imprescindible que él encarnase en la Tierra. Venido “sobre las nubes”, permaneciendo arriba de la Tierra, podría haber cumplido su misión, conforme antevisto por el profeta Daniel, en el siglo V a.C.: “Yo continuaba contemplando, en mis visiones nocturnas, cuando noté, venido sobre las nubes del cielo, uno como Hijo del Hombre” (Dn7:13). La venida propiamente del Hijo del Hombre a la Tierra, para anunciar aquí la Verdad, fue registrada por Juan en su Evangelio (cf. Jn16:12-15).

En la época del profeta Daniel, por tanto, solamente estaba previsto que el Hijo del Hombre “vendría sobre las nubes”, o sea, que se aproximaría de los planos materiales a fin de en ellos hacer valer la voluntad de su Padre en la época del Juicio Final, destruyendo todas las tinieblas, sin la necesidad de una encarnación para eso. Era esta la misión original de él (también captada por los poetas de las leyendas medievales del Grial), en atendimiento a las súplicas de los seres que viven y actúan en planos espirituales situados arriba del Paraíso, los creados originarios.

“Para consuelo de las criaturas originarias, desesperadas por completo a la vista de la imperfección de la poscreación, cada vez más acentuada y palpable, el Espíritu les exhortó desde la divinidad: “¡Esperad al que yo he elegido… para ayuda vuestra!” En la leyenda del Grial, tradición nacida en la creación originaria, se reproduce este hecho con bastante claridad.”

(En el reino de los demonios y de las visiones)

 La ingenuidad retratada por Troyes en su romance a respecto de Parsifal fue resultado de un aspecto propio y previsto da la misión de Parsifal, no reconocido por el poeta, que fue la colocación de una venda de materia etérea en su bajada de la cumbre de la Creación.

 “Cuando Parsifal, en el curso de su peregrinación hacia abajo, llegó a los límites donde daba comienzo la materialidad, ese plano que constituye el dominio de los espíritus humanos evolucionados a partir de semillas espirituales, llegó al punto donde, por primera vez, se manifestaban los efectos de corrientes tenebrosas, esas corrientes que también habían tocado a Amfortas.

(…)

Al entrar en esa esfera, Parsifal se vio obligado a revestirse de una envoltura correspondiente a la especie de ese plano, la cual, si bien era más ligera materialmente, constituyó, para él, una venda que borró momentáneamente todos los recuerdos de naturaleza más elevada.

Procedente de la Luz, se hallaba ahí, en la pureza de su candor, frente al mal que le era completamente desconocido y que sólo podía llegar a conocer por la obligación de sufrir las consecuencias del mismo. Así pues, tuvo que aprender penosamente de lo que los espíritus humanos son capaces en ese dominio.”

(Las Esferas Espirituales Originarias III)

En ese punto, Parsifal estaba delante del mal que proliferaba por toda la Tierra y alcanzaba hasta las regiones más altas de la materia etérea, armado apenas de su “pura ingenuidad”. En este plano más elevado de la materia etérea, Parsifal parecía exteriormente no ser más de que un “ingenuo”, un “necio”, porque no tenía ninguna comprensión de la existencia del mal, puesto que él mismo se originó de la Luz, la cual siquiera conoce las tinieblas. Por eso, está dicho en el romance francés: “quien lo ve, lo toma por necio”. En la historia de Troyes, Perceval no tiene seguridad ni siquiera de su propia identidad, a pesar de su madre le haber dicho que “por el nombre se conoce el hombre”. Es así que el poeta francés ve las consecuencias de la venda etéreo-material colocada sobre Parsifal, evidenciadas exteriormente como un joven ingenuo, que no conoce nada de la vida.  De él, el rey llega a hablar: “Él es ingenuo y sin modos, pero atrae envidiosos. No sabrá defenderse y brevemente será vencido, muerto o herido.”

Fue esa contingencia exterior de ingenuidad que Chrétien de Troyes absorbió de la verdadera misión de Parsifal y trató de describir en términos romanceados, mezclando la verdadera misión con historias que ya existían sobre el rey Arturo.

En la narrativa francesa vemos que, poco a poco, Parsifal se va interactuando mejor con las personas y con el ambiente, lo que indica una comprensión gradual de cómo actuar en aquel mundo a él tan extraño y hostil. Él acaba saliendo vencedor en todas las contiendas en que se involucra y es llamado de “soldado de única Verdad”. Por fin, el joven caballero consigue revertir una situación catastrófica de la “tierra desnuda y desolada, con calles desiertas y casa en ruinas”, en la cual “la desventura se abate sobre hombres probos” y donde “los malos, cobardes y los deshonrados no caen, tan bajo de lo que ya están”. Él restablece la paz, la salud y la alegría para todos en el reino. Es tratado como “salvador’ y coronado como “Rey del Grial”.

Antes de que Perceval saliera por el Universo, su madre le había dicho que “nadie puede hacer bien algo que no ha aprendido”. Se trataba de una enseñanza válida en cualquier circunstancia, incluso para un enviado de las Alturas en su bajada a los confines de las materialidades.

Para que pudiese aprender realmente de lo cuanto son capaces los seres humanos, como vivencia imprescindible para posteriormente poder indicar a la humanidad – por medio de su Palabra – el camino de salida del laberinto de los errores que ella misma construyó, una venda de materia etérea fue también colocada en Parsifal, en temprana edad, cuando ya estaba encarnado en la Tierra y él permaneció con esa venda durante su duro tiempo de aprendizaje: 

“Una gozosa animación de los elementos anunció Su nacimiento terrenal. Ángeles Le acompañaron afectuosamente hasta la Tierra. Espíritus primordiales formaron alrededor de Él y de Su infancia terrenal una muralla sólida. Los años de Su juventud sobre la Tierra debían transcurrir felizmente. Al atardecer, contemplaba aquel fulgurante cometa, como si fuera un saludo de Dios Padre, como algo natural que formaba parte de los astros, hasta el instante en que fue puesta sobre sus ojos la venda que debía llevar durante Su amargo aprendizaje en la Tierra.

(…)

Con la venda de materialidad etérea sobre sus ojos, se encontró entonces en territorio enemigo, de cara a las tinieblas, en un campo de batalla donde todo lo oscuro podía pisar más firmemente que Él mismo. En consecuencia, estaba en la naturaleza de las cosas que, dondequiera que intentara emprender algo, ningún eco respondiera a su esfuerzo, ningún éxito le coronara; sólo las tinieblas se alzaban siempre hostiles y sarcásticas.”

(El Extraño)

“Enviado por Dios, habrá de pasar por las más penosas tribulaciones terrenales con una venda puesta ante los ojos del espíritu. Exteriormente, será un hombre entre los hombres. Después de un cierto tiempo, liberado de esa venda, tendrá que reconocer Su origen y, con ello, se reconocerá a Sí mismo, presentándose claramente ante Sus ojos la naturaleza de Su misión, la cual traerá consigo, junto con un juicio riguroso, la redención de los hombres que hayan buscado seriamente.”

(El Santo Grial)

Para los seres humanos hundidos en las tinieblas, Parsifal les parecía nada más que un “necio puro”, tanto en el mundo de materia etérea como en el de materia densa, cuando en realidad él era el “pórtico puro”, el único punto de contacto entre Dios y la obra de la Creación, el pórtico entre la irradiación inmediata del Creador y todo lo demás que se encuentra fuera de ella.

Sobre la verdadera excelsitud de la figura de Parsifal, Abdruschin dice en la conferencia “Las Esferas Espirituales Originarias III”:

“Así podéis imaginárosle: poderoso, imperativo, invencible, inaccesible, la personificación de la Fuerza divina, el resplandor divino hecho forma: ¡Parsifal! ¡El Hijo de la Luz situado en la espiritualidad originaria, en la cima de la creación! ¡El Pórtico Puro que se abre hacia la creación desde la divinidad, el que conduce de Dios a los hombres!

El nombre de Parsifal significa, entre otras cosas y en cuanto al sentido; ¡De Dios al hombre! Es, pues, el pórtico o puente entre Dios y el hombre, el puro Pórtico de la Vida que se abre a la creación.” 

Y aquí, el disparatado contraste entre la realidad y la figura de Parsifal retratada en los poemas del Ciclo del Grial: 

“¡Eso es, pues, Parsifal! ¡El Primero de la creación! Lleva en sí un núcleo insustancial procedente de Dios, está unido a Emanuel y seguirá estándolo durante toda la eternidad, porque, mediante él, Emanuel actúa y rige en las creaciones. De hecho, Parsifal es el Rey de Reyes, el Hijo de la Luz, también llamado Príncipe de la Luz.

Y ahora, comparadle con el personaje de los poemas: ¡Increíble caricatura la que se ofrece ante vosotros!”

(Las Esferas Espirituales Originarias II)

El segundo gran nombre del Ciclo del Grial fue el alemán Wolfram von Eschenbach, contemporáneo parcial de Chrétien de Troyes. En el primer cuarto del siglo XIII, Eschenbach elaboró su poema de Parzifal, en el cual describe la falla del Rey Amfortas, herido por una lanza.

Amfortas es el mismo Rey Pescador del romance de Chrétien de Troyes, que aparece lisiado y postrado por la parálisis, y que por eso se dedica a la pesca, ya que no puede más cazar. Además de entrar en contacto con la obra de Chrétien de Troyes, el poeta alemán obtuvo informaciones de las mismas elevadas fuentes de su colega francés, y seguramente entró en contacto también con las formas mentales ya elaboradas por aquel. Y así, él igualmente tuvo Parsifal como ingenuo, designándolo como “necio puro”. Tal como Troyes, el alemán también materializó lo que recibió espiritualmente.

Preguntado sobre este asunto del “necio puro”, Abdruschin da la siguiente aclaración en su libro Respuestas a Preguntas:

“En todo ser humano que piensa profundamente, la figura presentando “el necio puro” debe producir una incerteza. Esa incerteza se manifiesta porque la expresión, así como la presentación entera de la figura constituyen un error, que yo fundamento en mis conferencias.

Esa respuesta llevaría demasiado lejos, por eso, me conformo en indicar que Parsifal es ‘Das reine Tor’, el pórtico puro, pero no ‘Der reine Tor’, el necio puro. En eso reside todo, y el saber de eso también le dará, con otro concepto, el sosiego. Parsifal es en realidad el intermediario para la Creación; por tanto, también para los seres humanos, y es el Pórtico de la Verdad y de la Vida para todas las Creaciones en orden descendiente.”

En la lengua alemana, el uso del pronombre “das” o “der” cambia el significado del nombre “Tor”. Influenciado por la descripción y por los pensamientos de Chrétien de Troyes, que mostraba Parsifal como un joven completamente ingenuo, Eschenbach escribió Der reine Tor, “el necio puro” en su descripción de ese personaje, por la incomprensión de Parsifal y no, por último, como siempre pasa en casos así, por la participación de consideraciones del raciocinio. Si él hubiera absorbido directa y exclusivamente de las elevadas fuentes de transmisión de la misión de Parsifal y de las noticias sobre el Santo Grial, sin la interferencia del intelecto, habría escrito Das reine Tor, “el pórtico puro”.

Quien contesta las aclaraciones de Abdruschin sobre el “necio puro” y el “pórtico puro”, relacionados al uso de los pronombres der o das, con la afirmación de que la figura del “necio puro” apareció antes de la obra escrita por el alemán Eschenbach, no tiene ninguna comprensión del proceso de inspiración y ni de cómo se efectúa la influencia de las formas mentales. Tampoco tiene alguna idea de los preparativos necesarios a la encarnación de un enviado de la Luz.

Además de eso, la expresión “necio puro”, específicamente, no aparece en la obra de Chrétien de Troyes. Lo que ahí se encuentra registrado son variaciones de calificativo “necio”, escritas, por cierto, en francés arcaico, medieval. Las palabras originales en la narración de Chrétien de Troyes relativas a ese calificativo son: sos, fol, niche, bestiäx, las cuales, en el francés moderno, son escritas respectivamente como: sot (tonto, necio, obtuso), fou (bobo), nice (negligente) y bestial (semejante a animal salvaje).

Para concluir, algunas informaciones adicionales que muestran como los planos más etéreos del Más Allá y las configuraciones de pensamientos e intuiciones que allá se encuentran reunidas influencian la actuación en la materia más densa, independientemente de tiempo y espacio, bastando que haya una conexión más profundizada entre ellas:

En el romance Perceval, de Troyes, aparece un personaje llamado “Gornemant”. En Parzival, de Eschenbach, la grafía es “Gurnemanz”, padre de la joven “Liase”. Ocurre que Gurnemanz y Liase existieron realmente; son figuras centrales de los últimos años de Atlántida, tal como describe Roselis von Sass en su libro sobre el tema[1].

Gurnemanz era el mentor espiritual del pueblo, una posición más elevada que la del propio rey y la de los druidas, mientras que Liase era la nieta del rey. En el romance de Troyes, la reina y esposa del Rey Arturo se llama “Guinevere”. En Atlántida, la encantadora joven Güinever se tornó esposa del hijo del Rey. En la narración de Troyes, aparece un sabio de nombre Merlín. En Atlántida, es un sabio y vidente que vive en el norte del país, actuando en nombre del mentor Gurnemanz y que conclama al pueblo a dejar el continente antes de la catástrofe anunciada[2].

En la continuación de la narrativa de Troyes, que se efectuó después de su muerte por algunos admiradores, aparece un malhechor denominado “Pertinax”. En la historia de Atlántida traída a lumbre por Roselis von Sass, el personaje que lleva el infortunio para todo el pueblo atlante se llama Syphax, gran productor de malos pensamientos.

Esas interesantes coincidencias indican, muy probablemente, conexiones de los autores con el continente perdido, que sumergió hace cerca de diez o doce mil años.

Por fin, cuando el alemán Eschenbach, en su narrativa, presenta el personaje Loherangrin como “hijo” de Parsifal, está, sin saberlo, diciendo algo muy correcto, confirmando una vez más la citada frase de Abdruschin:

…Sin embargo, durante su trabajo, en el curso de su concentración espiritual, han bebido inconscientemente de fuentes de inspiración que ellos mismos no conocían”.

En el Mensaje del Grial vemos que Loherangrin se originó de las irradiaciones de Parsifal, lo que hizo que el poeta, al materializar el acontecimiento espiritual que absorbió, lo describiese como “hijo” del protagonista.

[1] Ver Atlántida – Principio y Fin de la Gran Tragedia, de Roselis von Sass. Ingrese a la página de ese libro en la editora.

[2] La actuación de Merlín en Atlántida está descrita en la obra La desconocida Babilonia de Roselis von Sass. Ingrese a la página de ese libro en la editora.

Roberto C. P. Junior

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Serie Ensayos Basados en el Mensaje del Grial

1) Parsifal y las Leyendas del Grial
– texto: https://bit.ly/EDSM-PARSIFAL

2) La Lanza Sagrada
– texto: https://bit.ly/EDSM-LANZA

3) El Sentimiento del “Yo”
– texto: https://bit.ly/EDSM-SENTIMIENTO

4) Intelecto, Intuición y Pureza de los Pensamientos
– texto: https://bit.ly/EDSM-INTUICION

5) La Eclosión
– texto: https://bit.ly/EDSM-ECLOSION

6) La Concientización del Espíritu Humano
– texto: https://bit.ly/EDSM-CONCIENTIZACION

7) Tópicos de Vida
– texto: https://bit.ly/EDSM-TOPICOS

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