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El tiempo no pasa, nosotros es que pasamos. No es el tiempo que cambia, y si la percepción que tenemos de él (http://on.fb.me/1qdrJNW).
En otros planos de la Creación, los conceptos de espacio y tiempo son completamente diferentes, permitiendo que un ser humano en esas regiones vivencie mucho más de lo que sería posible aquí en la Tierra.
Allá no actúa más el raciocinio preso a la materia, y sí la intuición espiritual, que proporciona una vivencia mucho más intensa de todo.
Y eso va creciendo hasta el plano espiritual de la Creación, denominado Paraíso, el destino final de los espíritus humanos que se desarrollaron de modo correcto, Allá, un ser humano vivencia en el espacio de un día tanto cuanto en mil años terrenos.
Fue por eso que Pedro dijo: “Para el Señor (o sea, en el reino de él), un día es como mil años, y mil años son como un día” (2Pe3:8), reproduciendo la misma enseñanza contenida en el Salmo: “Porque mil años ante tus ojos son como el día de ayer que ya pasó” (SI90:4), y que también aparece en el libro apócrifo de Jubileos: “Mil años son como un día en el cielo” (Jb4:29).
(Conozca las obras literarias publicadas por la “Ordem do Graal na Terra”. Ingrese a: http://bit.ly/1XjNebF.)