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less than 1 minute Cuando todos, con los nervios a flor de piel, se alinean en posiciones rígidas e inflexibles moldeadas por palabras de orden y puños cerrados, se forma un palco de una tragedia anunciada. Basta una chispa, provocada por cualquier pedrada de intolerancia, para que irrumpa la llama de un odio ciego, el cual, por fin, acabará por consumir indistintamente todo y a todos. Nadie necesita abrir mano de sus convicciones y certezas, pero tampoco debe someterlas a las cribas de ambientes agresivos e intolerantes. No es posible mantener pensamientos limpios cuando Continue→