less than 1 minute La Verdad de la vida no puede ser reconocida ni asimilada por el raciocinio calculador, pero tan solamente por la intuición espiritual. La Verdad no habla para el cerebro, más para el espíritu. Por eso, los que dejen la intuición ganar nuevamente supremacía en la conducción de sus vidas, y muevan sus espíritus en el sentido correcto, podrán ver y reconocer la Verdad integral, cuya Luz permanece irradiando en nuestra época triste, como un farol en medio a la oscuridad diseminada por filosofías materialistas, misticismos y doctrinas dogmáticas.