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El tiempo no pasa, nosotros pasamos por él. El tiempo no escurre por nuestros dedos como parece, pero si nosotros es que escurrimos dentro de él, en nuestra peregrinación por las varias moradas de la Casa del Padre, en búsqueda de la Verdad. El espacio y el tiempo encierran todas las vivencias que el espíritu humano necesita en sus caminos ascensionales de evolución.