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Pasados tres millones de años, el periodo concedido para el desarrollo de la humanidad expiró. Ahora, en el examen final, ella dispone de un plazo muy corto para reflexionar y retomar el camino de la evolución de su espíritu. Los eventos de la naturaleza son los últimos avisos que le llegan en esta época tan seria, para que se mueva espiritualmente aún en tiempo.
