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En la mayoría de las situaciones de la vida, el contenido suele ser más relevante de que la forma. Veamos en la oración. Cuando una persona ora, vale lo que su alma está sintiendo y anhelando en aquel momento, quiera que se trate de un pedido o de un agradecimiento, y no si ella está siguiendo alguna fórmula especifica de como rezar.
Las palabras que ella usa para expresar lo que su alma está viviendo sirven de conducto para la plegaria, más no necesitan ser incisivas o elaboradas. En una oración profundamente intuida, además, ni es necesario palabras (http://on.fb.me/1Vp3WqC). La pureza del sentimiento intuitivo es tal, que hace con que la oración se eleve inmediatamente, aún que la respectiva persona solo consiga balbucear silabas.
Otra situación en la cual el contenido es primordial es la de la “real intención”. Lo que una persona busca aparentar mediante actitudes cuidadosamente escogidas por el raciocinio no debe impresionar nadie, pero si aquello que va en su corazón, lo que siempre puede ser percibido por una intuición aguzada. También la apariencia externa, la belleza física, no importa absolutamente, y si la apariencia interna, el estado del alma. De nada cuentan atractivos corpóreos para las leyes de la Creación, más únicamente la belleza anímica (http://on.fb.me/1Lq9sGl).
No obstante, en relación al alma propiamente, no hay diferencia entre contenido y forma. Ambos se equivalen pues están interconectados. Un alma solo puede ser bella si es buena, y viceversa. No es posible, por ejemplo, un alma fea abrigar pureza o un alma bonita abrigar codicia.
Ya en la expresión a través del hablar, la forma puede ser más importante que el contenido. Una censura por alguna actitud indebida puede ser hecha con palabras que no ofendan y que no lastimen, en una tonalidad que deje traslucir el amor que todo abarca, así como la intención de que el censurado reconozca su error, para que nada vuelva a errar y, por consiguiente, no vuelva a perjudicarse. Sin embargo, ese mismo contenido (la censura) puede ser presentado en una forma diferente, con palabras duras, en un tono áspero, en un timbre que lastiman el alma y hieren el corazón. No es necesario decir cuál es la forma correcta para ese mismo contenido.
Cuando la intuición habla, ella siempre nos indica la forma adecuada para el contenido que deseamos transmitir. Y si es realmente la intuición quien habla en todas las decisiones que tenemos que tomar, si es realmente ella que tomó para sí el timón de nuestras vidas, entonces eso es señal de que nuestro contenido interior cambió para mejor, independientemente de la forma como somos vistos por nuestros semejantes.
(Conozca la literatura del Grial publicada por la Ordem do Graal na Terra.
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