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Hasta la época de la adolescencia, el espíritu humano en el cuerpo infantil aún no puede actuar plenamente en el mundo. Él aún no está “listo” para eso, por así decir.
Como transición para el efectivo ejercicio del libre albedrio y la plena responsabilidad de ahí resultante, que solo se irán a establecer integralmente en algún punto de la adolescencia (http://on.fb.me/1VFNp1N), el niño trae consigo el instinto imitativo.
El procura imitar los padres o responsables, tanto en las palabras como en los gestos. Y de a poco, bien de a poco, comienza a percibir como estas ciertas actitudes implican ciertos efectos, tanto buenos como malos.
Los años de infancia sirven para proporcionar ese reconocimiento paulatino, para que cuando la persona se haga totalmente responsable por todo cuanto emitir, sea a través de sus pensamientos, de sus palabras o de sus acciones, ella pueda escoger conscientemente y andar apenas por el camino del bien.
Por eso la responsabilidad de los padres en proporcionar solamente ejemplos de vida correctos es inmensa, mucho más grande de lo que puede parecer a primera vista.
(Conozca las obras literarias publicadas por la “Ordem do Graal na Terra”.
Ingrese a: http://bit.ly/1XjNebF.)