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Los que conocen el poder que reside en los pensamientos, y la incondicional responsabilidad asociada a su generación, se quedan a veces sin saber que hacer delante de una situación bastante común: ¿Cómo proceder cuando nos vemos forzados a mantener contactos y relaciones con quien no simpatizamos?
En relación a las personas con quien sentimos afinidad, no hay evidentemente ningún problema, pues las intuiciones y los pensamientos que generaremos en el convivio con ellas serán siempre bonitos y benéficos, de modo natural (http://on.fb.me/1OD5YhD). El problema está justamente en relación a aquellas de quienes no gustamos. No vamos aquí ni contemplar la hipótesis “personas que odiamos”, porque sentimientos fuertemente negativos como odio, envidia, celos, etc., no tienen ninguna razón de existir y jamás deben surgir en personas que anhelan desarrollarse espiritualmente. Punto.
Pero, ¿Que hacer en el caso de relaciones necesarias, por cuenta del trabajo y de otras circunstancias, con personas de quienes no gustamos, o mejor, con quienes no simpatizamos?
La llave es conseguir neutralidad, y la más amplia posible. No somos obligados a gustar de todo el mundo, y eso ni es posible. Sería apenas una hipocresía querer amar todos los individuos de nuestras relaciones, y sería apenas falsedad manifestar una simpatía externa que no existe por dentro, sin naturalmente dejar de ser bien educado. No necesitamos gustar de las personas con quien no sentimos afinidad. Más también no necesitamos disgustar. No es necesario absolutamente alimentar algo contrario a ellas, ni en pensamientos, ni en intuiciones, ni en palabras, nada.
Si eventualmente nos sentimos con un “pie atrás” con relación a alguien, entonces puede existir un motivo no visiblemente perceptible para esa situación. Puede ser que esa otra persona, o nosotros mismos, estemos envueltos en un ambiente más denso, más cargado, formado por pensamientos o intuiciones no muy puros. O, entonces, puede que hubo uno o más problemas entre ambos en otra vida, alguna cosa que quedó mal resuelta, o que de forma alguna fue resuelta. Eso se evidencia en la actual vida terrena por un sentimiento mutuo de desconfianza, o, mejor dicho, de “no confianza”. En casos así, debemos ser simplemente indiferentes, por tanto igualmente neutros, no permitiendo el aparecimiento de sentimientos y pensamientos negativos.
En suma, debemos llegar al punto en que las personas que conocemos se dividan en dos grupos: aquellas de quien naturalmente gustamos y admiramos, y eso en varios grados, y aquellas que nos son simplemente indiferentes.
Esa indiferencia, bien entendido, no significa distanciamiento en relación a individuos de índole mala, que realmente pueden querernos perjudicar de alguna manera. Al contrario, la vigilancia espiritual necesita estar presente en cualquier circunstancia, y a través de la intuición, que es la voz del espíritu (http://on.fb.me/1RMqWRk). El espíritu humano percibe inmediatamente la intención maldadosa, aún mismo cuando ella es disimulada mediante el empleo de palabras cuidadosamente escogidas. El espíritu humano vigilante no se deja engañar por maquinaciones intelectivas.
Cuando damos guarida a una intuición, cuando generamos un pensamiento, cuando proferimos una palabra, todo eso tiene que ser bello y útil, siempre (http://on.fb.me/1MFU3Pp). Quien no pueda ser contemplado con esos regalos del espíritu, entonces simplemente nada recibirá.
(Conozca la literatura del Grial publicada por la Ordem do Graal na Terra.
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