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Hacer siempre lo mejor en una dada situación de la vida, sin reclamar, sin cavilar, sin ansiar por apoyo, sin esperar comprensión, sin contar con ayuda, sin aguardar reconocimiento y sin cultivar resentimiento. Esa es la actitud esperada de un espíritu noble, que realmente moviliza a sí mismo en el cumplimiento de la fundamental Ley del Movimiento (https://bit.ly/3kwu3yb), la cual mantiene sana y vigorosa la Creación entera.
Actuemos en todo como esta sencilla flor de hibisco que, imperturbable y resistente, floreció en medio a las cenizas ocasionadas por la erupción de un volcán en la isla de Sumatra.