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No es necesario ser niño para poseer infantilidad. La infantilidad verdadera es una característica de la pureza, y esta el ser humano puede cultivar en sí a cualquier edad, bastando que quiera (http://bit.ly/26lAojo).
La infantilidad aclara el ambiente y alegra la vida, hace simple el pensar y clarifica la intuición, y más aún, nos hace vivir plenamente en el presente