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Toda la inmensa obra de la Creación, con todas sus criaturas, es sustentada por tres leyes básicas:
1. La ley de la Reciprocidad (http://bit.ly/1T9ZesI);
2. La ley de Atracción de la Igual Especie (http://bit.ly/1NMOMpc);
3. La ley de Gravedad (http://bit.ly/1qNxLpE).
El Universo de materia física en que vivimos es el plano más bajo de toda la Creación. Cuando se observan los planos en escala descendiente, desde la región espiritual hasta la material, vemos que las tres leyes básicas van moldeándose de acuerdo con la respectiva región, actuando según los conceptos vigentes del espacio y tiempo.
Visto desde arriba, esas leyes parecen ramificarse en segmentos, que en su actuación se asemejan a nuevas leyes, manteniendo y sosteniendo todo lo que existe. Es como la imagen del tronco de un árbol, que se divide en ramas cada vez menores y más finas, llevando savia a la hoja más ínfima y más distante de la raíz: o como un rio caudaloso que se va dividiendo en riachuelos y riachos, permitiendo la conducción de agua a distancias cada vez más alejadas.
El cuerpo humano también proporciona imágenes análogas de la actuación ramificada de las leyes de la Creación. Las arterias, por ejemplo, se subdividen en porciones cada vez menores, de modo a llevar, a través de la sangre, nutrientes a las células que se encuentran más distanciadas del corazón. En el pulmón los bronquios principales se van dividiendo en conductos cada vez menores, hasta alcanzar las dimensiones mínimas de los bronquiolos, que terminan en los alvéolos pulmonares. Todas esas imágenes son reproducciones en escala reducida de lo que ocurre en la Creación entera.
La analogía del funcionamiento de la obra de la Creación con el cuerpo humano, a nosotros familiar, no es apenas una coincidencia interesante, más se trata de un resultado natural del proceso de desarrollo, de tal forma que ni podría ser diferente. Todo lo que se encuentra abajo del plano espiritual repite lo que ya existía antes, apenas moldado de acuerdo con el respectivo plano.
En los varios mundos superiores a las materialidades (las muchas moradas de la casa del Padre), las tres leyes básicas continúan funcionando, siempre más claras y más nítidas, hasta que convergen en una sola ley: la Ley del Amor. Ese amor inmenso, desconocido de la criatura humana, ya estaba, sin embargo, inserido en las tres leyes primordiales que interpenetran la Creación, apenas moldeado de forma diferente, para beneficio de todos los seres que buscan moverse correctamente dentro de la Obra. Se puede decir también que esas tres leyes son la manifestación de la ley del Amor dentro de la Creación.
Encima del amor y de la gracia reconocibles en las tres leyes básicas está, por tanto, la sublime y pura ley del amor que todo sostiene. ¡Además del Amor…la Ley del Amor! Sobre eso, dice Abdruschin, en la obra En la Luz de la Verdad, Mensaje del Grial (http://bit.ly/1MHAGFb): “Gracia y Amor, única y exclusivamente, se encuentran en los efectos de todas las leyes, que existen en la Creación, y las cuales, ascendiendo, convergen finalmente para la única y gran ley fundamental: ¡la ley del amor!”
Es ese Amor inserido en las leyes de la Creación que permite a cada ser humano bueno, que se esfuerza en vivir de acuerdo con la Voluntad de su Creador, obtener la protección necesaria para trasponer el Juicio Final. Y fue también ese mismo Amor que vino al encuentro de la humanidad hace dos mil años por intermedio del Hijo de Dios, para que pudiera salvarse quien tomara atención a su Mensaje de Amor y viviera según él. Pues Cristo fue la palabra encarnada, el Amor de Dios que peregrinó por la Tierra.
Las leyes Universales conceden a la criatura humana protección contra todas las vicisitudes, permitiéndole atravesar la época del Juicio como que envuelta en un manto protector. Como ellas actúan según el modo de conducta del ser humano, podemos afirmar que es él mismo, en última instancia, que construye y mantiene la protección que lo acompañará durante los años de travesía del Juzgamiento. Él mismo proporciona los hilos con que el telar de la Creación molda su manto protector. Un manto que se puede formar por la efectuación de la Ley del Amor de Dios Padre.
Roberto C. P. Junior
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Serie Las Leyes de la Creación
1) Ley de la Reciprocidad
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– audio: bit.ly/ME17421
2) Ley de Atracción
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– audio: bit.ly/ME16326
3) Ley de la Gravedad
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– vídeo: bit.ly/2CFxGNE
– audio: bit.ly/ME160326
4) Ley del Movimiento
– post: bit.ly/2VXGkhu
– vídeo: bit.ly/2WvYTKh
– audio: bit.ly/ME16119
5) Ley del Equilibrio
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– audio: bit.ly/ME170613
6) Ley del Amor
– post: bit.ly/2ueDZTM
– vídeo: bit.ly/2JJrLgz
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