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En el año de 1971, un norteamericano entró con una demanda en el tribunal regional del estado de Pensilvania contra Satán e sus secuaces, alegando que estos habían erigido obstáculos en su vida, habiéndoles causado perjuicios y provocado su derrocada financiera. La demanda acabó siendo rechazada meses después por el magistrado que cuidó del proceso, con la justificativa de que el acusado era un príncipe extranjero no residente en Pensilvania…
Una historia divertida con un final pintoresco. Pero por tras existe un elemento más serio. Se trata de la manía que gran parte de las personas tienen de colocar la culpa de sus problemas en todo y en todos, menos en sí mismos. La culpa está en la familia, en los colegas, en el jefe, en el gobierno, en la FIFA, en la ONU o hasta mismo en demonios u otras entidades, como en el caso norteamericano. La culpa está en cualquier lugar, en cualquier cosa y en cualquier criatura, menos en ellas propias.
Todo eso, sin embargo, es apenas una gran, una enorme auto ilusión, pues no podemos cosechar nada que nosotros mismos no hemos sembrado en algún punto de nuestra existencia, la cual no se restringe a apenas una vida terrena (http://on.fb.me/1Iibnfz). Y si enfrentamos dificultades, entonces ellas también nos son útiles, pues deben servir para el reconocimiento de los errores cometidos y el madurar del espíritu. Apenas eso y no para fomentar rabias injustas y revueltas inútiles (http://on.fb.me/1MweCjo).
Seamos más valientes delante de nosotros mismos, enfrentando con altivez los problemas que nosotros mismos generamos y cultivamos, para poder finalmente progresar de verdad, tanto espiritual como terrenamente sin detención.
(Conozca las obras literarias publicadas por la “Ordem do Graal na Terra”.
Ingrese a: http://bit.ly/1XjNebF.)