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En los días actuales es muy difícil encontrar alguien que aún se preocupe con la evolución de su espíritu, en medio a este nuestro mundo lleno de desechos de paja vacía, tan superficial y materialista. Difícil, sí, pero no imposible.
Aunque raro, un tal encuentro es siempre motivo de alegría mutua, pues cada uno puede compartir con el otro sus reconocimientos de las leyes de la Creación (http://bit.ly/26O9iRZ). Y eso, a su vez, ayuda a cada cual a tejer con más seguridad la alfombra de su propio destino, deshaciendo decididamente los nudos de errores cometidos y costurando a partir de ahí en adelante apenas con los bellos hilos generados por acciones nobles, pensamientos puros e intuiciones luminosas.