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less than 1 minute Pensamientos malos o bajos arrastran espiritualmente a su autor hacia abajo y lo mantienen preso en una región de dolor y sufrimiento, de la cual no podrá librarse ni siquiera después de la muerte. Por eso que es tan necesario conservar desde ya la voluntad interior siempre limpia, para que los pensamientos decurrentes de ella sean siempre puros.